Desde que recuerdo, siempre me gustaron los bichos… y cuando vi el mar por primera vez, la experiencia fue… inexplicable…
No vi el mar hasta, creo recordar, los 10 o 12 años, el Cantábrico… bravío, fuerte, con olas rompiendo en los acantilados de Comillas. Me imaginé, y lo recuerdo como si fuera ayer, dentro de ese azul, dejándome llevar, balaceándome, rodeado de seres que en aquel momento, solo podía imaginar o trasladar las imágenes que tenía de libros y documentales.
El tiempo paso, pero no mi afición por la naturaleza, la montaña, los seres vivos, el medio ambiente… y me casé.
Y fue entonces, en el viaje de novios, cuando por primera vez en aguas del Índico, vi en su propio medio a una tortuga, peces loros, delfines… lo tuve claro…
Al volver, en la primera oportunidad que tube, en Mallorca, me titulé como Open Water, con un instructor realmente bueno, Jerome -francés y trotamundos- y que conste que digo lo de “realmente bueno” viéndolo desde la objetividad que da la distancia, tanto en tiempo como en experiencia. Hoy por hoy, soy Dive Master, y lo que más me gusta del buceo, lo reconozco, es ver la cara de felicidad de los recien titulados cuando hacen sus primeras inmersiones fuera de curso y descubren lo que hay ahí fuera…
Les cuidas, les sigues enseñando, les tienes muy cerca en la inmersión, les guías y proteges, y haces que sea la mejor experiencia de primera mano con la naturaleza que hayan tenido jamas, ver y no tocar, dejar solo burbujas…
Cuando alguno te da las gracias, bien por la experiencia, bien por los consejos, te sientes orgulloso de tu trabajo y de la forma de ver el mar que intentas trasmitir. Y los que no te dan las gracias, realmente da lo mismo, no las necesitas, ves en sus caras que la experiencia ha sido buena e inolvidable…
Pasa el tiempo y, evidentemente, más tarde o más temprano te vuelves a cruzar con ellos, en el mismo centro o en otro, ejerciendo de Dive Master o como un compañero más en una salida de buceo… y se acuerdan de tu nombre, de la inmersión que hicieron contigo, cuando… eso… eso es impagable.
Reconozco que son esos los motivos que me empujan a dar el siguiente paso y formarme y titularme como instructor. Pero ya se verá…